Redacción

«Si nos echan de los barrios, paramos la ciudad»

Vivienda

Málaga para Vivir

Las portavocías del movimiento vecinal Málaga Para Vivir (MPV) se han reunido hoy en la calle Huerto del Conde, junto a las obras de peatonalización que rodean el barrio de Lagunillas. Con esta convocatoria, MPV pone en el centro del debate ciudadano la denuncia de un modelo de ciudad que, según expresan, expulsa a las vecinas y vecinos, convierte la vivienda en un negocio y erosiona el tejido social.

El próximo sábado, 9 de noviembre, a las 11:30 horas, MPV ha convocado una manifestación en la Plaza de la Merced con el lema: «Si nos echan de los barrios, paramos la ciudad». Según afirman, el objetivo de esta protesta es hacer frente a «la explotación de los alquileres, la precariedad laboral y la destrucción del territorio.»

«Estamos aquí para denunciar de manera situada el modelo de ciudad. Una ciudad que nos expulsa, que hace de la vivienda un negocio y destruye los tejidos vecinales», afirmaron las portavoces desde Lagunillas, un barrio que, según MPV, sufre directamente las consecuencias de la turistificación. En el marco de su campaña #HaciaEl9N, han realizado asambleas vecinales en distintos barrios, constatando una situación generalizada en toda la ciudad. «Lo que ocurre en barrios cercanos al centro histórico también lo vemos en Huelin, Ciudad Jardín, e incluso en áreas periféricas como La Luz o El Palo. La financiación de la vivienda está causando un sufrimiento generalizado y no tiene límites», afirmaron.

El barrio de Lagunillas, sostienen las portavoces, ha sido históricamente olvidado por las administraciones. «A pesar del esfuerzo de las vecinas por hacerlo habitable, solo cuando los apartamentos turísticos han invadido la zona y las vecinas han sido desplazadas, ha llegado la inversión pública con obras de peatonalización. No nos creemos este relato: sin una prohibición efectiva de las VUT (Viviendas de Uso Turístico) o una bajada significativa de los precios de alquiler, estas intervenciones solo empeoran el problema», advierten.

Miguel, vecino de Lagunillas, subraya la gravedad de la situación: «Estamos en una de las calles con más concentración de vivienda turística en Europa, casi un ochenta por ciento. Contar a mis vecinos y vecinas se hace con una sola mano. Vivir aquí resulta imposible. ¿Estas obras? Son para que los de siempre sigan haciendo negocio con un derecho como la vivienda», denuncia.

Desde MPV, se recalca que la situación es insostenible. Tras la manifestación, planean continuar el proceso de autoorganización en los barrios, enfocados en tres ejes: vivienda, precariedad laboral y crisis climática o destrucción del territorio. «Estos ejes responden a las preocupaciones de las vecinas», subrayan.

En solidaridad con las personas afectadas por la reciente DANA, MPV advierte sobre el impacto de la crisis climática: «Lo que hemos visto en Valencia es una alerta de lo que podría suceder aquí en cualquier momento». En sus palabras, esta emergencia climática, habitacional y laboral refleja las consecuencias de un sistema que «se beneficia de la miseria ajena». «Son las precarias que vuelven al trabajo en medio del temporal o quienes no tienen un techo seguro quienes pagan las consecuencias de este desastre». «Sus beneficios nos cuestan la vida», concluyen las portavoces de MPV, señalando que solo las relaciones de vecindad y el apoyo mutuo, fortalecidos en estos días, pueden ofrecer una salida.

 

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