Los históricos vecinos de Churriana pudieron conocer a Brenan y Gamel, Hemingway, Orson Wells, Russell; llevarle el pan a la finca del Carambuco a Pio Baroja, Julio Caro y mi inolvidable Pío Caro Baroja; ya no le puede llegar por vía terrestre a ninguno de ellos, el ruido de sablazos que se ha organizado en su Ayuntamiento a costa del aparcamiento de don Pío Baroja ubicado en la otra punta de Málaga, a costa paleña.
He seguido por la prensa el affaire de aparcamientos Málaga, mucha SMassa al infinito; nuestro portavoz también nos trasladó la noticia por la –guasa- de ahora, de que habían cesado al gerente, para dar la vuelta al ruedo en la conmemoración ayer del reanuario De la Torre. Como la jugada de la cesantía de don Manuel Díaz, previa al Pleno donde se iba a discutir el tema, parecía en los medios que le había dado el certificado al equipo de gobierno del PP, de corrección en la resolución del enfangado embrollo ayer de tertuliano; se me escapó ante un auditorio de enfrente, usar la expresión “dimisión del gerente”; primero traicionado por mis buenas costumbres deontológicas y después que para mí el cese, si no era de la delegada de Movilidad, constituía un hecho cuya inanidad no tenían parangón.
Como fui un concejal que se tomaba en serio las delegaciones que me hizo Pedro Aparicio, visto el choteo gerencial tanto en Smassa, como en la Orquesta Filarmónica, no doy crédito a la inmovilidad de la señora Trinidad Hernández, ni a la sordera de la de Cultura con los lamentos de la OFM; me sabe mal al año celebrarlo con la dimisión de Paco por descuido improcedente. Queda tinta para que descubramos los líos que tiene aparcados la empresa de estacionamientos municipales; pero se debe poner atención a la última moda empresarial de la corporación agrupando todo lo que se mueva en la empresa de autobuses, para evitar los viajes de la oposición; parece el camino viejo de Jesús Gil, de terminar agrupando todas las decisiones municipales en el Club Financiero liberal o no, a mí que no me registren.
Curro Flores
