Curro Flores

Parche al ojo

Opinión

Juan Manuel Moreno Bonilla

No sé el parchoso que prepara los viajes de Juanma Moreno, pero hay que tener facundia para llevarle una rama de olivo al Papa; en el Vaticano los tienen sembrados hasta por la paz en Oriente, pero portar una del sembrado por Bono en la Alhambra, de película, hay que ser cursi y roña. Me dejó de piedra, como el primer olfateo mañanero en la Rubialada; resulta que los San Telmos verde y blancos, hartos de lloros, han destinado 5 millones de la partida de guarderías, a una de obras de remodelación en el Estadio de la Cartuja, para poder celebrar unos encuentros europeos desviados de la línea del pastón Fly Emirates. Juanma y Medio ha robado cámara al Ángelus; ahora quiere disputarle sus horas de bochorno a Rubiales en los espacios futboleros, aunque el objetivo final es apoderarse de la información del tiempo atmosférico.

Mirada las carrocerías de los coches, se ve que el rocío les ha pegado tanta calima, como a la panza de burra de las nubes, preparada para la entrada en Jerusalén o calle Larios, según itinerario amenazando goteo de ocre. Mis amigos de los olivares de la infancia, me dicen que lo serio es llevarle un nido entre aceitunas a Francisco, señal perdida de cuidado natural de los olivares: si la UE diera las subvenciones por nidos, las tractoradas serían de hurracas viudas.

El Papa parece más de Vaticano II que de Trento, para ofrecerle venir a la “tierra de pasión cofrade”, anuncio de itinerario en tiempo de Vía Crucis de la Plaza de San Pedro; hablarle al Pontífice de inmigración, natalidad y cambio climático; nos ha costado lo suyo en transporte de cámaras y bolis el viajito presidencial cofradiero, para tenernos mirando al cielo por si se mojan los pasos de palio, gracias a la interdicción divina. Parche al ojo, que de tanto mirar para ver si nos mojamos, nos puede ensuciar un palomazo.

Curro Flores

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