Hoy ha tenido lugar por las calles del centro de Málaga una histórica manifestación en defensa de la vivienda. Para el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos, el hecho de que al menos 25.000 personas hayan recorrido juntas bajo el lema que lanzó hace dos meses, ‘Málaga para vivir, no para sobrevivir’, supone un punto de inflexión ante el modelo de ciudad actual y la situación de la vivienda.
El 29J no ha sido sólo un éxito rotundo, sino que es ya un hito. El primer hito de un nuevo ciclo de luchas vecinales y urbanas por recuperar la ciudad en la que vivimos y en en la que trabajamos.
MANIFIESTO POR LA VECINDAD
Hoy, 29 de junio de 2024, esta ciudad ha dicho basta.
Esta manifestación nace de un profundo malestar ampliamente compartido: la imposibilidad de acceder a una vivienda, la expulsión de las vecinas y los vecinos de sus barrios, el cierre de los comercios locales, la explotación de los trabajadores y las trabajadoras de esta ciudad turística, el abuso sistemático a inquilinas e inquilinos con precios y contratos imposibles, la rabia de ver cómo nos arrebatan la ciudad y nuestros lazos de vecindad.
La situación de la ciudad actual, de colapso turístico y rentismo carroñero, no es un fenómeno meteorológico, no surge por generación espontánea, es el resultado de un modelo de ciudad planificado para explotar y, a la vez, expulsar a su vecindad.
El uso residencial de una ciudad está concebido para que la gente viva, pueda pasear, descansar, comprar botones, barras de pan o una llave inglesa, así como para acudir a un centro de salud, una biblioteca de barrio o un centro cultural. Y, también, es donde la vida se desparrama en el espacio, donde nos reunimos, reímos y fantaseamos, donde surge la vecindad.
Esto, hoy, nos lo han arrebatado; resulta imposible porque el uso residencial ha sido sustituido irregularmente por el de hospedaje, porque el modelo de ciudad rentista se mantiene con los alquileres abusivos e impagables de los inquilinas e inquilinos explotados, y porque en esa ciudad no tiene cabida la vecindad.
Pero esta ciudad ha dicho basta.
La ciudad debe ser el proyecto colectivo de su vecindad. A veces se nos olvida que la ciudad es nuestra y la construimos y sostenemos cada día. Que este modelo de ciudad es una estafa antidemocrática y que solo la vecindad hace ciudad.
Sin nuestro trabajo, nuestro cuidado y nuestro sostén, la ciudad no funciona. Sin nuestra creatividad, nuestras ideas y nuestro conocimiento, la ciudad no funciona. Sin nuestro trabajo de limpieza, de servicio, de atención, o sin nuestro alquiler, la ciudad no funciona. La ciudad es nuestra porque no funciona sin nosotras.
Por eso hoy, 29 de junio de 2024, decimos alto y claro, en esta plaza a la que volvemos, que se acabó, que no vamos a permitir que nos expulsen de la ciudad y que nos sigan explotando. Nos quedamos. No vamos a permitir que la ciudad sea un parque de atracciones vaciado de vecinas y vecinos, no vamos a permitir que sustituyan las tiendas por franquicias, las aceras por terrazas, y los alquileres por cartas de desahucio.
Inversores, especuladores, rentistas y contrabandistas de nuestras casas y nuestras vidas, controlan la ciudad para explotarla. Pero lo único que hace ciudad es la vecindad.
De las calles, plazas y barrios, así como de la historia, hemos aprendido algo simple y claro: que la ciudad es siempre el resultado de sus luchas, y que toda lucha se construye paso a paso, codo a codo, en el roce alegre que nos saca de la soledad y nos permite gritar juntas: NOS QUEDAMOS.
El proceso de autoorganización y lucha abierto estos meses es ya un ejemplo de lo que viene, pero esto no ha hecho más que empezar. Por eso hoy aquí, en esta querida plaza a la que volvemos, en el corazón rentista de un modelo de ciudad que nos expulsa, lanzamos un grito a toda la ciudad y un aviso a los que nos gobiernan: ESTO SOLO ACABA DE EMPEZAR.
Vamos a defender hasta el final la función social de la vivienda, el derecho a la ciudad y todo lo que nos intentan arrebatar: la ciudad de las vecinas, nuestros barrios, nuestras casas, nuestras vidas.
Porque solo la vecindad hace ciudad.
Porque las ciudades y las viviendas son para vivir y no para especular.