No fue en la calle de San Vicente, durante la rueda de prensa ofrecida esta mañana por Manuel Chaves, expresidente de la Junta, en la sede del PSOE; sería como pensar que el Conde de Montecristo soltara una carcajada, por cada –V- que realizara a los perpetradores de su infortunio. Lo que tenía que decir lo dijo, y con su reconocida modestia, pidió el reingreso a su militancia socialista de la que como es obligatorio en nuestras normas, te excluyen cuando eres sometido a imputación judicial. Nuestras rigideces despistaron a don Juanma, porque sus entendederas no llegan a comprenderlas; toda vez que su ministra de Cumpleaños, Ana Mato, no sufrió tarjeta roja en el PP, por sus festines, carroza familiar y kilométricos. La risa de Chaves viene de mis recuerdos en la Feria de Málaga, cuando fue el primer ministro de González que pasara nuestras calores humanas y las del San Lorenzo del Sur de Europa; visitábamos en la Plaza de la Constitución la Caseta de la Peña de Juan Breva, para refrescarnos, junto al tablao en el que estaban actuando mis amigos Yaya y Tiriri, junto mi entrañable Chiquito de la Calzá; quién discretamente se acercó a mi oreja para preguntarme quién era el invitado, le dije a Gregorio que era el ministro de Trabajo; inmediatamente paró el repique por bulerías, para soltarle su buena nueva: -“Mire usted señor, para que lo sepan en su ministerio; en Málaga hay un parao tan honrado, que ha encontrado un trabajo y lo ha devuelto”, la risotada le duró toda la visita a la Feria del Centro, cosa impropia de un persona reconocida por la discreción de su talante. Tendrá tiempo de ayudarnos a hacer política, pero hoy tengo en el recuerdo las íntimas charlas y gratas confidencias con Pedro Aparicio, por su profunda amistad con Manolo; estoy seguro que si su ánima está de guardia, estará profundamente alegre con su vuelta a San Vicente.
Curro Flores