Redacción

La prensa nacional recuerda a Benamargosa y como se recupera de la Dana destacando al voluntariado y a los vecinos

Benamargosa, DANA

«El pueblo de Benamargosa resurge del fango que cubrió su iglesia, calles y negocios durante la dana, El municipio retoma el pulso gracias al voluntariado y al tesón de los vecinos, que han abierto ya la mayoría de bares y tiendas afectadas mientras claman por las ayudas prometidas».

Con este texto comienza el diario EL PAÍS, un reportaje que dedica en su portada a la recuperación de la localidad tras el desastre sufrido por el paso de la Dana.

Narra lo sucedido con Emilio Bautista, de 40 años. Este subió el pasado 13 de noviembre a su furgoneta con la intención de ir a casa a refugiarse de la intensa lluvia. Se encontraba en Benamargosa, a solo cinco kilómetros de La Molina, barriada donde reside. Cuando apenas llevaba un par de minutos tuvo que parar. El río pasaba por encima del asfalto con tanta violencia que le impedía continuar. Dio marcha atrás, hacia el pueblo. Le acogieron en la tienda donde trabaja, una distribuidora de maquinaria agrícola a pocos metros del mismo cauce. Ayudó a sus jefes a poner yeso bajo las puertas ante el peligro de inundación y subieron a la planta de arriba a esperar, no sabían qué. Lo supieron después: el agua subió, superó el puente junto al municipio y como una gran ola se expandió por las calles. “Parecía una película”, recuerda Bautista en sus declaraciones al diario de Prisa. Los videos que grabó junto a otros vecinos se hicieron virales con rapidez. Mostraban un tsunami de cañas y barro que arrasó viviendas, oficinas, la iglesia, la panadería, el supermercado, las instalaciones deportivas. Al día siguiente nadie sabía por dónde empezar a limpiar. Y mientras vuelve la normalidad, ahora nadie sabe de dónde saldrán las ayudas para recomponerse de las pérdidas.

Más de un mes después, este pequeño pueblo a pies del río Benamargosa intenta pasar página de una dana que dejó muchísimos daños en esta y otras zonas de Málaga, aunque el capítulo se cerró sin víctimas mortales. El foco mediático se apagó, pero las consecuencias de la tormenta son evidentes en una localidad que ha valorado los desperfectos en dos millones de euros, justo el presupuesto anual del ayuntamiento. Hoy las máquinas siguen quitando barro y cañas del campo de fútbol, completamente destrozado. Hay palés con objetos llenos de barro aquí y allá sobre las aceras y todo tiene una pequeña pátina color marrón, del fango que no acaba de irse. Hay vehículos desaparecidos, pozos cegados, tuberías destrozadas, pero la normalidad empieza a volver. Los cajeros de Unicaja y Cajamar ya funcionan, el supermercado Covirán abrió, como la mayoría de los bares. También la iglesia, donde el sacerdote, Samuel Córdoba, ya sabe que debe gastar 30.000 euros en reformas sin contar la electricidad mientras celebra que, al menos, los bancos y el confesionario se salvaron, según explican desde el Obispado de Málaga. Varias parroquias ya han hecho sus colectas para afrontar los arreglos más urgentes.

En el reportaje se critica las visitas que realizaron tanto el presidente de la Diputación, el popular Francisco Salado, como el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, del mismo partido a quienes acusan de venir a Benamargosa a hacerse la foto e irse. En cambio, destacan la labor y el agradecimiento al voluntariado y a la solidaridad de los pueblos cercanos:
Cuando salió el sol a la mañana siguiente, tras 32 horas seguidas de aviso rojo que tuvieron en vilo a toda la provincia malagueña, tanto el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, como el de la Diputación Provincial de Málaga, Francisco Salado, visitaron el pueblo. “Los políticos vinieron, se hicieron la foto, prometieron y se fueron”, se queja Emilia López, empresaria de distribución de maquinaria, barcelonesa y afincada en la zona desde hace más de 30 años.

Como otros afectados, subrayan la gestión del alcalde volcado en solucionar las gestiones y la burocracia para solicitar ayudas por los daños. Él propio alcalde, el socialista Salvador Arcas, perdió un coche y su casa se inundó. “Estamos preparando expedientes con valoraciones, fotos y todo tipo de justificaciones. Lo que no sabemos es de dónde saldrán las ayudas”, explica el alcalde. “Estamos llorando por todos lados”, señala gráficamente. El mismo regidor que repetía aquella mañana posterior a la fatídica noche de llegada de la Dana: “Al menos no ha muerto nadie”.

Deja un comentario