En los primeros años de la Corporación de 1979, programamos los primeros conciertos de música clásica en la Catedral, como parte del programa de Feria. Uno de esos años, celebraba uno de los rotativos locales, el éxito de la singular Romería urbana a la Patrona, que organizaba el grupo de amigos de La Pringá, con un artículo titulado “Treinta y la Lole”, sus componentes; al día siguiente aparecía otro artículo de Pedro Aparicio, “Treinta y Victoriano”, el público que asistió al concierto de Victoriano Planas, organista de la Catedral. El artículo del Alcalde levantó ampollas, entre los que pretendían ostentar el báculo de la superrestructura “cultureta” de Málaga.
A decir verdad, Los amigos de la Pringá, con su recinto y la Romería, Los Piyayos, y otros grupos de profesionales y comerciantes jóvenes, con sus casetas en el Centro y en Real, incorporaron unos nuevos modos festivos de diversión, que aportaron la dosis del neo-malagueñismo de la nueva clase media, que rompía con las obsoletas formas del pasado peñista. Pero eso no podía significar para nada, que se pudieran negar otros modelos de presencias festivas, como la música culta.
Vino doña Celia Villalobos, y con su desparpajo lo arreglo todo. Primero municipalizó la Romería, y nos acusó de tener privatizado el evento, tanto que le gusta a los socialistas municipalizar, según ella. La capacidad de la señora de elevar su ignorancia a principios lanzando dardos al adversario, es un modelo que le ha dado quinquenios en la nómina pública. Segundo, se cargó los conciertos de “La Gran Música en Fiestas”, que se celebraban durante los festejos con un tremendo éxito en el Teatro Municipal Miguel de Cervantes, que los socialistas desprivatizamos y restauramos. Su concejal de Cultura le dio la bendición a la procaz señora, sancionando la separación de lo festivo y lo cultural, no merece una palabra de contestación.
La Catedral nos acogió en el inicio de Gran Música en Fiestas, desde aquellos discretos años, y por dar una nota de humor, en unos de los conciertos estaba tan agotadísimo, que reposé mi cabeza sobre nuestro crítico musical Manuel del Campo. La apertura del Teatro Cervantes, y la irrupción de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Málaga, nos permitió la programación de más de 100 conciertos que tuvieron un extraordinario éxito, con la presencia del cuarteto de los Romeros, I Musici, Boris Belkin, Carlos Álvarez, María Rosa Calvo Manzano, Rosa Torres Pardo y tantos otros que nos deleitaron.
No resultaba curiosa la presencia de Francisco de la Torre y su esposa, eran espectadores habituales de los conciertos y recitales de La Gran Música en Fiestas, lamento que Celia les cambiara el guión festivo por La Bomba. El bastón de mando a veces puede servir para corregir los desaguisados.
Curro Flores