Los premios Nobel de la Paz a veces se reparten a los incendiaros de las melés mundiales; pero obviando los fallos agraviantes, se me antoja otorgárselo a Zapatero, por ser el presidente español en el que cristalizó el final de la banda asesina de ETA, en nombre del pueblo español sufridor, resistente y capaz en defensa de la democracia.
Hace dos días sufrió la carga de la desmesura ultra de unos descerebrados en el plató del Parlamento Europeo, invitado a un debate sobre la violencia machista organizado por la Eurocámara; encabezaban la becerrada los eurodiputados de VOX, Herman Tertsh y Jorge Buxadé, con su pancartita para su INRI, en la que se leía que el expresidente español podía estar allí, cuando a Corina Machado se le niega la entrada, auténtica falsedad porque la dirigente venezolana y Edmundo González dentro de unos días serán laureados con el premio Sajarov del Parlamento Europeo y Felipe González asistirá a la entrega. No contentos con su hazaña y desafiando la prueba del alcohol, los cabritos llamaron asesino a ZP, imputándole los asesinatos de Atocha para llegar al poder, colmo de la infamia.
Mi educación democrática aunque pudiera ver con alegría, la reprimenda a los eurodiputados de VOX por su desvergüenza personal y política, acorde con la petición de los representantes españoles del PSOE; impera en mi la convicción del blindaje de los representantes del pueblo por sus expresiones, aunque sea sus engañifas y memeces, porque esa protección de los parlamentarios aunque representen de malas maneras el tendido y la barrera de la mala sombra; es una burladero de guarnición del pueblo llano que siempre llevaba las de perder la batalla frente a los poderes fácticos enemigos de la democracia. El pueblo y la Justicia lo saben todo sobre los 193 asesinatos de Atocha, contra el gran bulo lanzado por el PP para que Zapatero no llegara al poder, colmo de la infamia aznarista.
Curro Flores