Trasanteayer de médica ocultista oftalmóloga, con las mascarillas todavía a medio luto por no saber si seguimos en pandemia, en las consultas andaluzas de Barbarela Station, por faldar al prójimo, saqué la mía del bolsillo obtuso y mientras me tapabas las mellas, dije sonoramente que mi cubrebocas era certificado de botica, gran pedigrí en el mundo viral español. Como ya ha pasado el mercado de invierno, tenemos que dar asiento a Ábalos en el banquillo de los gilipuertados, a expensas que la Bayer nos quite el dolor de cabeza en las próximas. Como estamos en la estación del ¡tú más!, se ha dado suelta a la koldería, resultando que Anacleto del Memo 16, rescata de su archivo indiscreto, el caso SIBUCU 360, -mascarada de Feijóo y Ayuso en sus divinas ínsulas, ahora a la espera de si prospera la denuncia, de la Plataforma del Sector Marítimo Pesquero de Galicia ante la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude.
Queda bastante sucio chusmeta, eso de quién que esté libre de baba tire la primera mascarilla. De todas maneras los servicios “gestapillos” de Ayuso, en la tradición de la cazacacoscerebros, Esperanza Aguirre; están buscándole las vueltas al singular topoyiyo de Bastón de Mando de los madriles. En Ferraz se aferran a los Mortadelo Papers, en la que se descubren que Aznar el Magnánimo, le largo un indulto a San Koldo por pegón de discotecas; encima el bien amado ministro Zoido, al menos de doña Alaya, creo, le impuso la Cruz Blanca de la Guardia Civil al señor don Koldo García Izaguirre, por la prestación de servicios patrios. Quitada la mascarilla, con la vista clara y lejos, según la doctora de cegatos, me queda la profunda sesada, d
