Podemos estar tranquilos en Rincón de la Victoria, al menos en cuanto al riesgo de que nos arrase un tsunami. Otra cosa es que nos roben en la casa a tenor de la petición de ayuda a la Guardia Civil que la pasada semana realizó el alcalde, Francis Salado. Nos podrán desvalijar la casa, pero no ser desmantelada por una serie de olas causadas por un terremoto debajo del lecho marino. Olas de tsunami no, pero oleada de robos sí. Esa es la cuestión.
La Diputación que preside Salado ha confeccionado un estudio sobre el riesgo de tsunamis en el litoral de Rincón de la Victoria que nos deja tranquilos, aunque al mismo tiempo advierte que hay que responder con rapidez, Para esa recomendación no se necesitaba estudio. Si vemos que un maremoto llega a las playas de Torre de Benagalbón, por ejemplo, no veo a nadie parado y haciéndose selfies mientras unas olas gigantes lo devoran ni aunque sea chino o coreano amante de la fotografía.
Aunque el estudio de la Diputación tranquiliza inicialmente, al destacar que “el riesgo de tsunamis en la zona se considera «muy bajo”, más adelante asusta tras advertir de que los efectos de un hipotético maremoto serían muy graves por la celeridad con la que una ola llegaría a la costa, estimada entre 10 y 30 minutos.
Pues vista la oleada de robos en la zona de Parque Victoria con 16 casos desde diciembre y la falta de medidas de seguridad que tiene la urbanización -según denuncian los vecinos- parece que entre 10 y 30 minutos (los mismos que tarda una ola de un tsunami en llegar a la playa), es el tiempo también entre hurto y hurto en las casas: En una sola noche, una comunidad del Parque Victoria sufrió tres robos, dos en plantas bajas y uno en el primer piso.
Estando así las cosas, Salado debería encargar –ya que tiene mano en la Diputación- un estudio diferente al de las olas del tsunami, más bien, el de cómo prevenir la oleada de robos.
Manuel Fernández Ruiz-Coello