Personalizar las preferencias de consentimiento

Usamos cookies para ayudarle a navegar de manera eficiente y realizar ciertas funciones. Encontrará información detallada sobre cada una de las cookies bajo cada categoría de consentimiento a continuación.

Las cookies categorizadas como “Necesarias” se guardan en su navegador, ya que son esenciales para permitir las funcionalidades básicas del sitio web.... 

Siempre activas

Las cookies necesarias son cruciales para las funciones básicas del sitio web y el sitio web no funcionará de la forma prevista sin ellas. Estas cookies no almacenan ningún dato de identificación personal.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies funcionales ayudan a realizar ciertas funcionalidades, como compartir el contenido del sitio web en plataformas de redes sociales, recopilar comentarios y otras características de terceros.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies analíticas se utilizan para comprender cómo interactúan los visitantes con el sitio web. Estas cookies ayudan a proporcionar información sobre métricas el número de visitantes, el porcentaje de rebote, la fuente de tráfico, etc.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies de rendimiento se utilizan para comprender y analizar los índices de rendimiento clave del sitio web, lo que ayuda a proporcionar una mejor experiencia de usuario para los visitantes.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies publicitarias se utilizan para entregar a los visitantes anuncios personalizados basados ​​en las páginas que visitaron antes y analizar la efectividad de la campaña publicitaria.

No hay cookies para mostrar.

Curro Flores

Calima a la plancha

Opinión

Ayer amenazado de lluvia, tampoco me di un garbeo, hice como las prudentes cofradías del Domingo de Ramos, cuidé mis enseres y dejé los pitidos de la banda tronando en mi televisor. La más desprendida, El Prendimiento, salió a darse un voltio con su Virgen, afrontando el peligro de perder un pastón en lujos, abalorios, capirotes y sayales; afrontando el riesgo, tuvieron que tomar la de Villa Diego a un dos papa y arroz; como tuvo que hacer La Oración del Huerto, mudada en perchelera, que apenas pudo sortear su olivo el cablerío de mi calle Cerrojo, para un cerrojazo a la carrera con llantos cofrades. La emisora devota a los usos, pudo entonar la música de las bandas en las iglesias, mientras un grito de silencio imponía el capataz de trono a los forzados mecedores.

Si no me falla el oído, sin odio de incrédulo, me acordé de cuando en nuestra primitiva orquesta, leer la partitura no era costumbre; el desentone era el agudo acento de lo que se sentía en las naves de culto, espero que los profesores de enseñanza musical, pongan en solfa a Juanma Moreno, por sugerirles que los niños pongan su aguda oreja en los infiernos celestiales, para tapiarlos al buen gusto musical. Ya menos afinado. Me entretuve, mirando al picoleto de escolta al trono del Prendido, creo por si se diese a la fuga por el aguacero; salvo el tricornio y el uniforme, menos marcialidad no he visto, no por las arrugas de los años, más por las manos en los bolsillos del despreocupe en el desfile. A su lado un aparatoso costalero, marchaba iniesto, pero sin cuerpo aparente, dormía en su varal una mano gigante y solitaria, digna de Fétido Adams. La cosa como en el fútbol va para largo, porque la Virgen del Gran Perdón tiene su bracero negro con la túnica blanca. Coches y fachadas vestidos de chocolate calimeño, con nocturnidad y alevosía.

Curro Flores