Curro Flores

Bodas de plata de Banco Sol

Opinión

Los insuperables banqueros de la solidaridad, celebraron el 25 cumpleaños de su existencia. Banco Sol nacido en el 1998 por unos jubilados de Telefónica, que mano sobre mano, tuvieron el entusiasmo de ponerse en marcha para aliviar el apetito de muchas personas vulnerables de la población malagueña, que no podían espantar el hambre.

En su larga vida son tantas las personas que han prestado su esfuerzo con la entidad, nombres que me vienen al recuerdo por su personalidad de bien en el Solar del Paraíso, reconocidos en el Acto,  como las entidades y empresas colaboradoras, que el monte de la piedad y la misericordia, formaría la más alta cordillera del buen ejemplo humano.

Mi querido Diego Vázquez, ahora lo preside, un jabato en su esfuerzo inconmensurable, por llenar sus arcas de caudales de alimentos, para impartir justicia repartiéndolos como el maná de los necesitados.

Un día quise preguntarle por el número de despensas abiertas; porque él que laboralmente tuvo que vivir tantas fusiones de cajas de ahorros, y quizá  en  los finales de su oficio la desaparición de tantas sucursales; ahora ponía todo su empeño en buscar hasta el cuchitril más apañado de nuestra geografía local para dispensar el condumio y extender sus redes, para comodidad del asistido a la contra de los banqueros de la pasta.

Estamos en 2023, algunos años de Constitución contemplamos, pero insiste el desafuero de las desigualdades, que si a las formales tratamos de darle justicia, a la llenar el estómago que debe estar entre la más elemental, la sociedad tiene que inventarse en privado para remediar la ausencia de lo público.

Siguiendo con las buenas obras de misericordia, todavía nos falta un Sareb Sol que de posada al peregrinar de ciudadanos, que no pueden encontrar una vivienda ajustada a sus necesidades.

De pequeño, si daba la tabarra, me asustaban con mandarme al Hogar de la Misericordia de la Diputación Provincial; ahora me produce hilaridad que el organismo provincial le haya cambiado el nombre de las tristísimas historias, para hacer un contenedor de artificios culturales, llamado La Térmica en honor a la central eléctrica desaparecida; será por los enchufes, que de ellos van más sobrados que de misericordia.

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