Con solo 18 años, el joven malagueño Alejandro Muñoz Pérez ha culminado una etapa académica brillante que lo ha llevado a ser reconocido por el Ayuntamiento de Málaga con el Premio de Educación Ciudad de Málaga, otorgado a estudiantes que han alcanzado una media de 10 en segundo de bachillerato o en 4º de la ESO. Este reconocimiento no solo pone en valor su constancia y talento, sino también el esfuerzo colectivo de su entorno más cercano: su familia, sus profesores y sus compañeros.
Alejandro nació en Málaga capital, pero sus raíces hunden sus orígenes en la Axarquía. Su padre es natural de El Borge y su familia materna proviene de Almáchar. Para él, esa conexión con la comarca va más allá de lo geográfico: es una cuestión de identidad. “La Axarquía es raíces. Es ese lugar sin el cual yo no podría estar hoy aquí, de donde proviene mi familia y donde mis antepasados cultivaron con el sudor de la frente un futuro para mis padres y para mí”, explica con emoción. A pesar de haber nacido en la capital, Alejandro ha pasado muchos momentos con su familia en los pueblos de sus abuelos, y no duda en afirmar que ese vínculo es tan fuerte como esencial en su vida.

Un 13,56 en la PAU y comenzará Periodismo
Este año ha finalizado sus estudios de bachillerato en el colegio Santa María de los Ángeles, ubicado en la plaza Pío XII del barrio de Carranque, en Málaga. No solo ha alcanzado la calificación máxima en todas las asignaturas, sino que también ha obtenido un 13,56 en la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), lo que le garantiza una plaza en la carrera de Periodismo en la Universidad de Málaga (UMA), que comenzará el próximo curso. “Desde hace años supe que quería ser periodista, y esa idea no ha hecho más que consolidarse con el tiempo”, asegura.
El interés de Alejandro por la comunicación no se limita a la escritura. Durante su paso por el instituto participó en proyectos de radio que despertaron su curiosidad por otros formatos. Sin embargo, su verdadera vocación está en el impacto social que tiene la información bien contada. “Los medios de comunicación son fundamentales para que la ciudadanía se mantenga informada y pueda desarrollar un pensamiento crítico. Quiero formar parte de eso”.
Apasionado del fútbol, del periodismo deportivo: «Culé» y de La Roja
En cuanto a sus aspiraciones futuras, sueña con especializarse en periodismo deportivo, una rama que le apasiona desde pequeño. Es seguidor incondicional del FC Barcelona y de la Selección española, y rara vez se pierde un partido, incluso en épocas de exámenes. “El fútbol es mi gran pasión. Me encantaría poder combinar esa afición con mi profesión”, afirma.
Su día a día
El camino hasta aquí, reconoce, no ha sido fácil. Para conseguir esas notas ha sido necesaria una férrea disciplina diaria. Su rutina de estudio comenzaba nada más llegar a casa tras las clases, con una organización detallada del tiempo disponible y priorización de tareas urgentes. “La clave ha sido la constancia. A veces no se llega a todo, pero hacer algo cada día marca la diferencia. Es una carrera de fondo que al final tiene recompensa”, explica con madurez.
No obstante, también subraya la importancia de encontrar momentos para desconectar. “Salir con mis amigos, ir al cine, al gimnasio o simplemente ver una serie en casa eran momentos que necesitaba para no colapsar”. Entre sus aficiones están la lectura —con sagas como Los Juegos del Hambre—, las series —como La Casa de Papel— y la música, que suele escuchar en inglés, con grupos como Imagine Dragons o The Score.
Su familia como eje vital y como ejemplo
Pero si hay algo que repite con insistencia es el papel fundamental que ha tenido su familia en todo este proceso. “En los momentos más complicados, ellos estaban ahí. Nunca me dejaron rendirme. Confiaban en mí incluso cuando yo dudaba”. También destaca los valores que ha recibido en casa como son el respeto, la humildad y la empatía. “Me enseñaron que hay que tratar a los demás como te gustaría que te traten a ti, incluso si no recibes lo mismo a cambio”.

Premiado en Málaga
El pasado jueves 10 de julio, Alejandro acudió acompañado de su familia al Palacio de Ferias y Congresos de Málaga para recibir el diploma del Premio de Educación. No era la primera vez que lo recogía: ya en 4º de la ESO fue distinguido por su expediente. Pero esta vez, tras superar uno de los cursos más exigentes del sistema educativo, el reconocimiento tuvo un sabor especial. “Más allá de la satisfacción personal, fue bonito ver cómo todo el esfuerzo tenía una recompensa visible”.
Reivindica también el papel del centro donde ha estudiado: “Santa María de los Ángeles no es solo un lugar de formación académica. Es un espacio humano donde los profesores hacen que te sientas acompañado. Se lo recomendaría a cualquiera, por su calidad humana y por su nivel de preparación para la Selectividad”.
Ahora comienza una nueva etapa, pero Alejandro lo hace con los pies en la tierra y una meta clara: ser parte del mundo de la información con compromiso y rigor. Y siempre, con la Axarquía en el corazón.



