Abochornado por les calores de la Feria del Sur de Europa, cambiaba mis ternos sudados, traje y corbata, más de dos veces cada jornada festiva, porque exigía el severo protocolo de Pedro Aparicio, estar de esta guisa en nuestras apariciones públicas. Qué diría mi Alcalde de esta sugerencia del Presidente Pedro a los mandones por el ahorro energético, hasta don Luis Pitín puede desenlazarse su corbatita y su corbatín. Espero que en la siega y los andamios se pueda poner el aire acondicionado a menos de los 27 grados obligados.
Hoy me entero de la novedad que el Pregón tradicional de los festejos, desde la conmemoración de su Quinto Centenario en 1987, no se celebrará la noche del inicio de la Feria. Comentaba mi añorado Antonio Rodríguez, empresario de Espectáculos Mundo, conocedor de muchos munícipes de otros pagos, ya en mis horas de retiro, que no conoció a ningún edil que hasta la idea más peregrinas de la programación, no tuviera una singular explicación.
“Los Treinta y la Lole”, es decir, “La Pringá”, jóvenes empresarios y profesionales locales, ingeniosos y metidos en juerga, idearon la celebración de la primera Romería urbana a la Patrona, para iniciar el jolgorio malagueño. Tuvo bastante éxito el peculiar invento abanderado que, ya añosos los pringosos para tantas parrandas, pasaron el testigo al Ayuntamiento. Lo tomó nuestra “predilecta hija” y charlatana de pro, doña Celia Villalobos, quién para desdoro de los anteriores sociatas, abundando en su feliz ignorancia, dijo: “tanto pretender hacer público las cosas los socialistas y en Málaga tenían privatizado hasta la Romería”, brillantísima deducción de su sesera.
Para el Quinto Centenario de la Feria, propuse iniciarla con una ceremonia civil, expresiva de la democracia municipal urbana, y dejar para el día segundo lo de “santificará las fiestas” con la Romería. Así se iniciaron los pregones de afamados literatos locales, que cantaron a su Ciudad en el balcón de nuestra Casona, se instituyó el inicio de nuestro Riau Riau “agostador”. Seguirían la vista de los fuegos artificiales que prometió quitarlos la gentil “Charlatana”, porque decía que espachurraba el que escribe un ingente presupuesto, lo elevó ella, para no ser menos, en su tacaña gestión “a brazo partido”. Tonterías menores de mis manuscritos.
Este año, tras la cuaresma de la pandemia, disfrutaremos este menú: Primero los disparos de los fuegos artificiales en la Bahía hasta con drones, al día siguiente Romería municipalizada a la Virgen de la Victoria, por la noche, se encenderán las luces del recinto Ferial, con cuidado de no gastar más de lo ordenado, y para los postres, el esperado pregón de María Peláe. Felices fiestas, sin tantas explicaciones.
Curro Flores