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José Luis Gaytán

8M/ La larga marcha por la igualdad

Opinión

*José Luis Gaytán Terrazas

Soy de la generación del hombre cabeza de familia, del hombre de cigarro y periódico mientras la mujer trajina en la cocina. Del patriarca que autoriza a la mujer a tener una cuenta, a viajar o a trabajar. Trabajar siempre que sea posible compatibilizarlo con sus obligaciones prioritarias: las tareas del hogar y el cuidado de los niños. La generación marcada por la imposición religiosa: la mujer, obediencia al marido y al cuidado del hogar. O la mujer objeto de incitación pecaminosa para los jóvenes. El niño, que se labre un futuro y estudie, y la niña que haga el Servicio Social, si quiere trabajar, o ayude a su madre hasta que se convierta en una buena ama de casa y esposa.

¿Algo hemos cambiado?, por supuesto, al menos en aspectos legales o formales, desde que se conquistó la democracia y se aprobó la Constitución.

La larga marcha por la igualdad en derechos de la mujer , en educación, en salarios, en derecho a decidir sobre su cuerpo, la lucha contra la violencia de género etc., es la lucha especialmente de la mujeres, pero debe ser de todos, de mujeres y hombres. De hombres reflexionando sobre nuestros tics machistas, por nuestros condicionamientos culturales y sociales, incluso religiosos. Ninguna tradición cultural o religiosa está por encima de los derechos de la mujer.

Solo una reflexión y un convencimiento: para que exista una sociedad más justa y democrática, es imprescindible que nuestra práctica diaria sea una práctica en la igualdad.

Por desgracia, corren malos tiempos: racismo, homofobia, eliminación de políticas de igualdad en EE.UU, esa ultraderecha que avanza en EE.UU, Europa y en España, ese 23% de jóvenes, entre 15 y 29 años, que creen que no existe la violencia de género, o que denigran el feminismo, o que no les importa un régimen autoritario; captados por esas redes sociales, controladas en gran parte por la ultraderecha y sus dueños: la oligarquía multimillonaria que controlan esas redes.

La precarización salarial de una gran parte de las mujeres, los límites a su crecimiento profesional y personal, implican restar creatividad y aportación de inteligencia a la sociedad. Sigue la lucha contra los estereotipos de género, el paternalismo, la violencia de género y la violencia sexual

La larga marcha por la igualdad y los derechos continua, sin desfallecer.

La consolidación de los valores de nuestra democracia, hoy tan amenazada, va unida indefectiblemente a los avances en derechos e igualdad de mujeres y hombres

*José Luis Gaytán Terrazas