Rafa Nadal. Twitter

Nuestro querido profe Ángel Valencia, ha abandonado los tintes de su enjundioso artículo semanal; para deleitarnos con la mejor oda a la despedida de las pistas del mejor, Rafael Nadal. Como no le ha faltado ni puntos suspensivos, lo releo y recomiendo a los mortales su lectura. Mi envidia se eleva, porque varios días llevo dándole a mi despistemología, para plantarle una loa en mis palabras dignas de la mejor volea, pero el angelical mensajero de las ciencias madridistas y políticas batió el open.

Los que nos debatimos alguna vez por traer los mayores acontecimientos universales a la Ciudad del Paraíso; hemos visto que la decisión de nuestro tenista de poner fin a su carrera, ha dotado a la celebración de las finales de la Copa Davis en nuestro pabellón, del hecho deportivo más esperado del orbe. El anuncio de Nadal, selló la más vertiginosa venta de entradas para el evento; ni El Cordobés de la España cañí, hubiera pegado tal zarpazo en las taquillas sin red.

Los bonicos que estuvieron más aliquindois, y compraron sus localidades, resulta que tienen en los bolsillos una fortuna, porque los cincuenta pápiros, más o menillos, que desembolsaron, se han convertido en un papelón en la disputa de la reventa por obtener una entrada de ricacho rezagado. Dicen que de 3.500 a 30.000 euros, se están pagando, por lucir el perluco en las gradas, demasiado capitalismo para sellar esta historia con un revés de despedida.

Curro Flores

(Foto: Twitter de Rafa Nadal)

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