Málaga ha sido de nuevo «ocupada” por una marea humana que clama por una ciudad que no los expulse del sitio que los vio nacer y a generaciones anteriores. Porque ese es el más grave problema que la capital y muchas ciudades de la provincia tienen por la imposibilidad real de acceder a una vivienda.
Un éxito de convocatoria y de participación pacífica ha sido, sin duda, la manifestación celebrada este sábado en la capital malacitana. Según los organizadores, el movimiento vecinal Málaga para Vivir, han sido más de 30.000 malagueños y malagueñas quienes han vuelto a tomar las calles en una movilización, aún más masiva que el pasado 29J.
Bajo el lema «Si nos echan de los barrios, paramos la ciudad«, los miles de manifestantes han denunciado un modelo de ciudad que se ha vuelto inhabitable para sus propios habitantes. La manifestación partió de la Plaza de la Merced, espacio neurálgico de la ciudad y recorrió algunas de las calles más turistificadas del centro histórico hasta llegar a una Plaza de la Constitución que se ha visto rebosada de vecinos y vecinas de Málaga reclamando un cambio radical en el modelo de ciudad.
Málaga se enfrenta una emergencia habitacional, climática y de precariedad laboral que afecta a decenas de miles de residentes. Según el activo movimiento Málaga para Vivir “, la crisis de vivienda en Málaga no es solo una consecuencia del mercado, sino el resultado de un modelo de ciudad planificado para extraer beneficios a expensas de la gente. Málaga, sostienen, ha sido convertida en un parque de atracciones, donde la vida y sus vecinos quedan relegados.
El manifiesto Otra ciudad se avecina, leído en la Plaza de la Merced por los manifestantes, supone un grito colectivo que denuncia un modelo especulativo y propone un cambio radical: «Queremos otra ciudad donde los barrios respiren, donde haya espacios para el encuentro, donde las viviendas no sean mercancías y el trabajo no sea una condena». Desde el movimiento vecinal aseguran que esta crisis no se resolverá construyendo más, sino transformando de manera profunda un modelo de ciudad que impide que las viviendas sean para vivir.
Este modelo especulativo ha transformado las viviendas en alojamientos turísticos y ha hecho de los alquileres un lujo para la mayoría. El precio del alquiler no para de subir y acumula de nuevo una subida del 20% solo en 2024, con barrios como Lagunillas o Huelin, donde el esfuerzo para pagarlo consume más de la mitad de los ingresos.
La precariedad laboral como norma
La transformación de Málaga en un destino turístico ha traído consigo una degradación en las condiciones laborales de miles de trabajadores y trabajadoras. El salario medio es insuficiente para cubrir un alquiler en la ciudad, y muchos de estos trabajadores deben desplazarse desde la periferia para mantener su empleo en el centro turístico, quedando expuestos a jornadas largas y salarios bajos que no les permiten sostenerse.
A los problemas de vivienda y precariedad laboral, se suma la destrucción ambiental. La expansión descontrolada de campos de golf y megaproyectos en zonas costeras están agotando los recursos naturales y afectando los ecosistemas locales. «Málaga está siendo exprimida hasta la última gota», afirma el colectivo, que denuncia la complicidad de las administraciones públicas en proyectos urbanísticos que benefician a unos pocos y empobrecen a la mayoría.
A la manifestación, transversal e independiente, han acudido representantes de los grupos de la oposición municipal al PP del alcalde Francisco de la Torre, fuertemente criticado a lo largo de la marcha. Desde Izquierda Unida se ha exigido intervenir el mercado de la vivienda para “proteger los derechos de la mayoría frente a los especuladores”. El coordinador autonómico de la coalición de izquierda, Toni Valero ha afirmado que “Hay que intervenir el mercado inmobiliario, aumentar las viviendas públicas y el Partido Popular tiene que dejar de ser insumiso a la legislación estatal para bajar el precio de los alquileres. Hay que poner orden a los pisos turísticos que están gentrificado los barrios, porque nuestras vidas valen más que su negocio”.
Por su parte la coordinadora provincial de IU y portavoz del grupo municipal ConMálaga en la capital, Toni Morillas ha expresado su satisfacción porque “hoy la gente corriente ha vuelto a ocupar las calles de Málaga de forma masiva para decirle al equipo de gobierno del PP que este modelo de ciudad ha tocado techo, que no se puede seguir vulnerando el derecho a la vivienda”.
Desde el PSOE malagueño, Dani Pérez como portavoz municipal en el consistorio de la capital, ha exigido también al alcalde Francisco De la Torre que escuche a los miles de malagueños que claman por una vivienda digna y asequible. «Queremos una Málaga para vivir, no una Málaga que expulse a sus vecinos», ha asegurado antes de participar en la manifestación por la vivienda convocada este 9N.
El también secretario provincial de la formación ha manifestado que «estamos ante un drama social que está obligando a miles de personas a abandonar Málaga cada año. Familias y jóvenes que no pueden construir un proyecto de vida en la ciudad que los ha visto nacer. Esto no se puede permitir más. Es insostenible. Una ciudad sin habitantes es una ciudad sin futuro», ha manifestado. Según Pérez, «las políticas de vivienda de Paco de la Torre han fracasado». «Más de 34.000 personas se han ido de Málaga en los últimos cinco años, hay más de 32.000 personas demandantes de VPO y Málaga se ha convertido en la capital donde más ha crecido el precio de la vivienda en alquiler y comprar», ha señalado.