Leía una frase de manualillo a doña Patricia Navarro, delegada de la Corte de Juanma Moreno en Málaga; aprovechando la buena señora que la Dana sigue en tragedia y faltan manos para quitar el barro de Valencia; manifiesta, tan pancha, que hay que quitar el barro también de la política. Espero que cosmética y aseo, le mantengan el rostro níveo, pero en el gozo de sus adláteres y jerarcas está mantener el lodazal y disparar bolas de fango a la competencia. Los de mi generación que nos contoneábamos con Popotito, podemos tararear por lo bajini, la canción de Enrique Guzmán, 100 Kilos de Barro, éxito del bochorno discográfico evocando la creación de Adán, para darse unos arrechuchos bailando agarrado después del twist. La calle piensa tan sucio de los actores políticos, que se debe evitar contribuir al embarrado desde los poderes, en evitación de ser exclusivamente palmeros de la deshonra, más que solista o coralista del prestigio de lo público. La señora Navarro con uve, ve el pegote en el ojo ajeno y el suyo lo cree ávido para tirar la primera piedra.
Escribía de la necesidad logística que demandaba la tragedia de evitar los multimensajes contradictorios y las medias verdades, en pos en mantener el relieve incólume de tu trinchera. Los incidentes en la visita de los Reyes y el presidente del Gobierno, desató la actividad sonora de los voceros de la derecha; ayer las calles de Valencia acogían el fragor multitudinario de los que pedían la dimisión de don Carlos Mazón, la gente por más propaganda estaba aliquindoi.
También esta semana, en las calles malagueñas, los de Málaga para Vivir, cosecharon de nuevo una respuesta masiva en la lucha por viviendas dignas; el alcalde Francisco de la Torre fue la principal diana de las protestas de los manifestantes por la inacción de los gobernantes. Entre tanto barrizal publicitario la verdad resplandece entre los charcos.
Curro Flores
