Joaquín Costa, nuestro apóstol del Regeneracionismo, me ha dado madrugada, con su célebre frase, ala de la Generación del 98; -escuela. Despensa y siete llaves al sepulcro del Cid. Resulta que ayer en Torremolinos, capital mundial de desvaríos municipales, vivió el mayor atasco de la Costa, porque entre sus dos carriles de villa embudo se celebraba el Mundial de Triatlón, con el infortunio de dos deportistas veteranos fallecidos por infarto. Acostumbrados a la traca de los anuncios de eventos municipales, es triste, que una celebración, como se señaló, de ser Torremolinos el fin de semana Capital Mundial de Triatlón; nos estemos enterando por las luctuosas secuelas y por las más de 8 horas que soportaron la cola de 8 kilómetros de vehículos bloqueados que, pretendían ir de Málaga a Benalmádena.
Las megalomaníacas conductas de los alcaldes costeros, la ostenta Francisco De la Torre, que consigue que seamos aspirantes y finalistas hasta a las torres de Babieca; pero Margarita del Cid sigue la copla, perdidos los antaño del barrio más afamado del neo turismo hippioso, pretende ser baluarte de cualquier rollito que de lustre a su nombradía; pero cada cosa tiene su dimensión y tampoco es mi pretender poner siete llaves, ni tan siquiera bajarles los humos universales a los sueños, más simple, mirarse al espejito mágico para quitarle las arrugas a las ocurrencias que se convierten en barrabasadas.
Curro Flores
